Alcalá de Henares.

Primera ciudad universitaria de Europa.


Cada 23 de abril, el Paraninfo de la Universidad de Alcalá (UAH) ocupa grandes espacios en los informativos de las televisiones españolas con motivo de la entrega de los Premios Cervantes de la literatura. Un evento que aúna en un único acto a los dos grandes iconos de los que se sienten orgullosos los alcalaínos: su universidad y la gran figura del creador de don Quijote de la Mancha. No obstante, la ciudad madrileña de Alcalá de Henares tiene otros motivos, también de especial relevancia, por los que merece la pena ser visitada.

Alcalá de Henares es la tercera ciudad más populosa de la Comunidad de Madrid tras la propia capital y Móstoles. Esta circunstancia no es inconveniente para saber que, pese  a los 200.000 habitantes que la pueblan, en su casco histórico esta localidad todavía conserve ese sabor añejo de poblachón castellano.

Sobre su histórica universidad, hay que comenzar diciendo que es considerada como la primera ciudad universitaria de toda Europa. Así lo ha reconocido la Unesco declarándola como una de las 15 ciudades españolas que es Patrimonio de la Humanidad. Un reconocimiento alcanzado el 2 de diciembre de 1998.

La actual Universidad de Alcalá -pues la ciudad ha recuperado ese aire universitario de antaño- es heredera, en cierto modo, de la que fundara en 1449 el Cardenal Cisneros. Pero hay que señalar que la antigua, la Complutense, fue clausurada con la desamortizaciones de Mendizabal y trasladada a la ciudad de Madrid. De ese modo, la ciudad complutense, nombre heredado de la antigua Complutum romana, se resistió a su forzado destino y creó una nueva universidad.

Patio interior del edificio de la Universidad de Alcalá de Hnares.

La antigua universidad Complutense de Alcalá de Henares vivió uno de sus momentos más gloriosos durante el Siglo de Oro de la Literatura Española. Los grandes autores de la época, con mayor o menor éxito, estudiaron allí. Quevedo, Lope de Vega, Baltasar Gracián, Calderón de la Barca..., fueron algunos de sus alumnos más ilustres. Entre ellos, curiosamente, faltaba Cervantes.

La visita al antiguo edificio de la universidad, de soberbia portada plateresca, es, sin duda, el principal atractivo turístico de la ciudad. Recorriendo sus dependencias, unos magníficos guías te mostrarán muchos detalles que, sin sus explicaciones, pasarán desapercibidos. Unos cicerones que mezclan, en dosis acertadas, pinceladas de historia con graciosas anécdotas con las que logran que hasta los más pequeños queden encantados con la visita.

Calle Mayor de Alcalá de Henares.

Miguel de Cervantes es, como se decía al principio, la otra gran referencia de la ciudad. nació allí un 29 de septiembre de 1549. Por eso, una visita a su casa, reconstruida siguiendo los patrones de la época, es visita obligada. Se encuantra en la Calle Mayor, una bonita calle que, sin edificios de gran porte, está toda ella encantadoramente soportalada. Dicen que es la calle soportalada más larga de Europa. Enlaza la Plaza de Cervantes, donde se reúnen algunos de los edificios más relevantes, con la plaza Santos Niños, en la que se halla la Catedral, de interior gótico y torre herreriana.

Interior de la catedral de Alcalá.

Hay que callejear por la ciudad para descubrir como ladrillo y piedra se abrazan en una manera armoniosa de construir muy propia en algunas ciudades del interior de España. De esta guisa se levantó, entre otros muchos edificios, la antigua muralla de la que aún se conservan algunos notables lienzos.

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