Recomendaciones imprescindibles en una visita a Lisboa

Lo que no te puedes perder en la capital lusa.

Elevador de Santa Justa.
Lisboa es una de esas ciudades que por aquello de tenerla a la vuelta de la esquina uno casi nunca le dedica el tiempo necesario para conocerla en profundidad. Tampoco es nuestro propósito en este artículo ahondar en todos aquellos atractivos que posee la capital de Portugal. Eso sí, vamos a citarte todos aquellos lugares que no debes perderte para poder llevarte en el recuerdo -o en la tarjeta de memoria de la cámara- las imágenes más universales de la ciudad. Para ello te aconsejamos que compres el abono diario de transporte, no solo para poder llegar cómodamente a los sitios más alejados, sino también porque algunos medios de transporte son, por sí solos, todo un atractivo turístico. 

Si no conoces esta ciudad lusa, te recomiendo encarecidamente que la visites, y que no te pierdas ninguna de estas recomendaciones que te hacemos. Si ya la conoces, ya nos dirás si crees que hay que añadir algún otro punto.

Puente colgante 25 de abril de Lisboa, Portugal.

Dicho esto, y por seguir un orden, lo primero que te recomiendo es ir a Belém. Allí encontrarás tres de las construcciones más fotografíadas. La primera de ellas es la Torre de Belém. Unida a tierra mediante una pasarela, su estampa es muy fotogénica. Muy cerca de la anterior encontrarás el Monumento a los descubridores, que es una construcción que conmemora el quinto centenario de la muerte de uno de los grandes descubridores portugueses: Enrique el Navegante. Si quieres apreciar bien la rosa de los vientos que se encuentra en el pavimento, junto al monumento de los descubridores, tendrás que subir a lo alto. 

Monasterio de los Jerónimos, en el barrio de Belém, Lisboa.

El Monasterio de los Jerónimos, además de su magnífica fachada manuelina, alberga los restos de uno de los grandes personajes de la historia portuguesa: Vasco de Gama. Por cierto, Vasco e Gama también es el nombre del impresionante puente que se construyó con motivo de la Exposición Internacional del 98. Nada menos que 17 kilómetros de largo lo convierten en el más largo del mundo. El otro puente, el 25 de abril, tampoco le va a la zaga en espectacularidad. Pasarás por debajo de él cuando en el tranvía nº 15 regreses desde el barrio de Belém al centro de la ciudad.

Torre de Belém que vigilaba la entrada al estuario del Tajo.

Ya en el centro de la ciudad, conviene comenzar la visita en la plaza do Comerço. Desde allí, al recorrer las calles de la Baixa, muy pronto te llamará la atención el tranvía nº 28. Toda una reliquia andante que, cuando lo modernicen, la ciudad perderá parte de su encanto. Date una vuelta en él. De paso bájate en la Sé de Lisboa, la catedral. En lo alto de la colina donde se levanta la se halla el Castillo de san Jorge, desde él se obtienen buenas vistas de la ciudad.

Sé de Lisboa con el tranvía 28.

De regreso otra vez en la Baixa, toca ahora buscar el elevador de Santa Justa. Otra seña de identidad lisboeta. Imprescindible subir, pues desde arriba también se obtienen buenas vistas de la ciudad del Tajo coronada por el castillo de san Jorge. Otro elevador, pero ahora no con forma de ascensor, sino como funicular, es el de Labra. Para terminar este recorrido imprescindible de la capital de Portugal te recomendamos que visites las plazas de Rossio y la del Marqués de Pombal. En estas plazas verás que al tiempo que ganan en monumentalidad, pierden en encanto.

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