Icono inconfundible de la capital Italiana
El Coliseo de Roma es la imagen más representativa de la capital italiana. Si en el siglo XXI llama la atención por su grandiosidad, cuánto no se asombrarían los romanos en el primer siglo de nuestra era cuando se construyó. Para conocerlo mejor, es interesante descubrir algunas curiosidades de esta impresionante obra de ingeniería.
La primera curiosidad que se destaca hace referencia a su nombre. El nombre de Coliseo se debe a una estatua del emperador Nerón que se levantaba junto al anfiteatro. Esa estatua era de grandes dimensiones y era conocida como El Coloso. El anfiteatro, por aquello de ser vecino del Coloso, recibió el nombre de Coliseo.
El Coliseo de Roma, también es conocido como Anfiteatro Flavio, ya que fueron dos emperadores de dicha dinastía, Vespasiano y su hijo Tito, los máximos responsables de su construcción.
El Coliseo es uno de los monumentos más impresionantes de la antigua Roma. El dato sobre su capacidad ayudará a entenderlo mejor. Según los expertos, sus gradas podían acoger de 50.000 a 80.000 espectadores. Eso significa que tenía una capacidad comparable a los mayores y más modernos estadios de futbol de la actualidad.
Una dimensionas realmente impresionantes que adquieren una mayor dimensión sabiendo que su construcción se completó en solo ocho años, entre el 70 y el 80 d.C. Fue un esfuerzo enorme que requirió mucha mano de obra, perfectamente organizada, para levantar esta maravilla en un espacio de tiempo tan breve. Aunque no hay una cifra exacta, se estima que trabajaron en él entre 10,000 y 20,000 personas, incluyendo esclavos, artesanos, ingenieros y obreros especializados.
Otra curiosidad del Coliseo de Roma es que el graderío se cubría con unas telas, que eran movidas como si del velamen de un barco se tratara. De ese modo los espectadores podían disfrutar de los espectáculos protegidos del sol.
Algunos de los espectáculos más destacados que se celebraban en el Coliseo eran los combates de gladiadores. Batallas navales (Naumaquias), cacerías de animales, ejecuciones públicas… ofrecían también una gran variedad de espectáculos que en ocasiones se prolongaban hasta durante 100 jornadas. El coste económico de tanto dispendio lo cubría el emperador para mayor gloria suya, siendo gratis para el público que se distribuía por las gradas de acuerdo a su estatus social.
Durante los espectáculos del Coliseo de Roma, murieron muchas personas y animales. No existen registros históricos por lo que dar una cifra sería muy aventurado. Lo que sí parece seguro es que las muertes eran bastante frecuentes, especialmente durante los combates de gladiadores y en las luchas con animales, que eran eventos muy populares en esa época.
A lo largo de sus casi 2000 años de vida, el Coliseo ha sufrido diferentes daños. Es fácil ver que una parte del edificio posee una piedra menos desgastada, eso se debe a que han sido reconstruidas ciertas partes que se hundieron por culpa de unos terremotos. También sirvió de cantera para la construcción de otros edificios de Roma. Por ello las gradas, que eran de mármol, no se conservan. Pese a ello, el monumento conserva toda su majestuosidad.
El Coliseo ha servido de localización a numerosas películas y en él se han desarrollado las tramas de muchas novelas. Esas películas y esas novelas, aunque sean una ficción, pueden ayudar a entender el desarrollo de los espectáculos que se celebraban en el Coliseo. Quien desee trasladar su imaginación a través de la lectura a la época en la que se inauguró este anfiteatro, es muy recomendable la lectura de ¨los asesinos del emperador”, una obra excepcional de Santiago Posteguillo.
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