Plaza Mayor de Madrid.

El Rincón más castellano de la capital.

Plaza Mayor de Madrid.
Madrid, como todas las grandes urbes, tiene numerosos lugares con encanto. Un encanto que le viene dado por los más variados motivos. Por eso a cada uno le gusta una plaza, una calle o un rincón diferente de cada una de las ciudades que conocemos al viajar por Europa. Si yo tuviera que elegir un rincón de Madrid, sin dudarlo me decantaría por la Plaza Mayor. Es un lugar al que siempre que tengo oportunidad voy. No necesito excusas. Sentarse en una de sus terrazas para tomar una cerveza o un café, y disfrutar del ritmo pausado con el que transcurre la vida en este rincón de la capital de España, me parece uno de los placeres de los que uno debe saber disfrutar. Un placer sencillo, pero inmensamente gratificante.

Una de las Puertas de acceso a la Plaza Mayor.
La Plaza Mayor de Madrid es una típica plaza castellana, con sus soportales, sus balcones y cerrada por los cuatro costados, a la que se accede a través de pasadizos. En definitiva, es una plaza diseñada desde el estudio de un arquitecto. Así es este espacio, un recinto perfecto, pero su actual fisonomía no corresponde al diseño original. Varios incendios la destruyeron parcialmente tras los cuales fue reconstruida hasta presentar el aspecto que ahora podemos contemplar,

Hombres estatua en la Plaza Mayor de Madrid.
Podríamos detenernos aquí a describir la morfología y detalles arquitectónicos, o incluso a hacer un repaso histórico de su construcción. Incluso podríamos citar los muchos e históricos acontecimientos que han tenido como escenario la madrileña Plaza Mayor. Pero ni lo uno ni lo otro me interesa. A nosotros nos gusta disfrutarla, sentirla, sin importarnos demasiado su historia, que la tiene. Es el ambiente que se respira al pasear por ella lo que nos atrae.

Artistas callejeros en la Plaza Mayor de Madrid.
Lo más atractivo, y lo que la convierte en un espacio vivo, lleno de vitalidad, es el ambiente cosmopolita que la envuelve durante las veinticuatro horas del día. Artistas callejeros, hombres estatua,  personajes bohemios, ejecutivos, turistas -muchos turistas- y algún que otro carterista, la convierten en un lugar imprescindible de la ciudad. Eso sí. Si odias las multitudes, evítala en Navidad, cuando un mercado navideño atrae sin disimulos a las masas y, para mi gusto, pierde todo su encanto. El resto del año, el lugar perfecto para disfrutar de la capital.

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