Plaza Mayor de Garrovillas de Alconétar.

Otro pequeño tesoro de la provincia de Cáceres.

Son muchos los pequeños tesoros que cualquier viajero que huya de las grandes aglomeraciones turísticas puede encontrar recorriendo las carreteras de Extremadura. Uno de ellos es la Plaza Mayor de Garrovillas de Alconétar. Se halla escondida en el centro de una localidad que seguramente haya pasado desapercibida para quienes practican el turismo de una forma frívola y estresante. En cambio, quienes se acerquen hasta ella podrán disfrutar de un espacio tan sencillo como hermoso.

Garrovillas de Alconétar -antes se llamaba solo Garrovillas- es un pueblo situado a 36 kilómetros de la ciudad de Cáceres, muy próximo al cauce del río Tajo, cuyas aguas fluyen pausadamente camino de tierras portuguesas. Al llegar a la localidad es necesario recorrer un laberinto de callejuelas hasta encontrar la Plaza Mayor, que en este caso tiene por nombre Plaza de la Constitución.
Vista de Plaza Mayor de Garrovillas de Alconétar.
Una vez allí, quien la visita por primera vez, queda gratamente sorprendido. No se intuía nada parecido cuando el caserío de Garrovillas aparece en el horizonte al aproximarse, o al callejear camino del centro. Este espacio público es amplio, muy amplio. De planta irregular, muy irregular. Pero de gran belleza y originalidad. Tanto es así, que ha sido declarado Monumento Histórico-Artístico de Interés Nacional.

Casi toda ella está formada por casas perfectamente encaladas y con generosos soportales. Estos soportales, formados casi todos ellos por arcadas de medio punto, sirven de cobijo en los días de lluvia y, sobre todo, para refugiarse de los rayos solares durante los tórridos veranos extremeños. El conjunto, por lo demás, es de gran armonía.
Detalles de la Plaza Mayor de Garrovillas de Alconétar.
En uno de los rincones de la plaza aparece un edificio en el que el blanco encalado es sustituido por muros de mampostería. Es el Palacio de los Condes de Alba de Aliste reconvertido en la lujosa Hospedería Puente de Alconétar, de cuatro estrellas. Es muy recomendable alojarse en ella para obtener una excelente perspectiva de la plaza desde las ventanas de las habitaciones del edificio antiguo. Otros espacios comunes del establecimiento como son el comedor, la cafetería o la recepción ofrecen a sus huéspedes una pequeña muestra de la opulencia de la que disfrutaban sus antiguos moradores.
Hospedería Puente de Alconétar, en Garrovillas.
Es cierto que la majestuosidad de la Plaza de la Constitución deja en un segundo plano al resto de la población. No obstante, conviene planificar un pequeño recorrido para contemplar los numerosos edificios religiosos con los que cuenta la villa. Dos iglesias (San Pedro Apóstol y Santa María de la Consolación), dos conventos (San Antonio de Padua y la Monjas Jerónimas) y un santuario (Nuestra Señora de Altagracia) son un indicador de que los dos mil habitantes de la actualidad son muchos menos de los que aquí hubo en otros tiempos. Parece ser que en el siglo XVI aquí vivían más de 7000 garrovillanos.

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