Santander, la dama del norte.

Renacida de sus cenizas.

Detalle de un edificio.
La ciudad de Santander es una ciudad nueva, sin esos rincones encantadores que poseen otras ciudades en sus cascos historicos. Eso es debido a que un par de catástrofes, no muy alejadas en el tiempo, redujeron su casco histórico a cenizas. Pero siguiendo ese viejo proverbio chino que dice que "hay que saber encontrar lo bueno de lo malo y lo malo de lo bueno", la ciudad aprovechó esas catástrofes para recontruirse con unos aires más elegantes y ordenados. Así pues, si paseas por el centro verás que se trata de una ciudad muy cómoda y habitable, fruto de esa reconstrucción ordenada. Pero sobre todo, comprobarás que, a falta de monumentos historicos espectaculares, todo el conjunto urbano muestra una elegancia muy particular. Es como una joven dama que con apenas unas discretas joyas se muestra realmente bella y atractiva.

A todas las bondades dichas anteriormente hay que añadir la bondad climatológica que le otrogan las aguas del mar Cantábrico amansadas en el interior de la baía santanderina.
Fachada del Banco de Santander.
Una de las actividades que te propongo es realizar un crucero en catamarán  por el interior de la baía que te permitirá disfrutar de toda la fachada de la capital cántabra asomada al mar. Si realizas ese crucero no te perderás tampoco la bella estampa del palacio de la Magdalena, anclado en lo alto de un montículo que se adentra temerosamente hacia el mar en la bocana de la baía.
Vista de la ciudad desde la Baía.
Tampoco te vayas de la ciudad sin acercarte hasta la peninsula sobre la que se levanta el Palacio de la Magdalena. Desde su privilegiada posición podrás abarcar con la mirada la entrada de los barcos a la baía, por un lado,  y por otro la veraniega playa del sardinero. Este enclave se encuentra un poco retirado del centro de la ciudad, por lo que te sugiero que una buena opción es alquilar una bicicleta y llegar hasta allí en este singular medio de transporte que muchas ciudades españolas están redescubriendo. El paseo es agradable, salvo el último repecho en el que hay que pedalear a conciencia para poder llegar a las mismas puertas del palacio.
Panorámica de la ciudad.
La ciudad de Santander tiene una zona perfectamente delimitada en la que se concentra una gran cantidad de bares, restaurantes, bodegas y demás establecimientos en los que satisfacer plenamente el cuerpo con el pecado de la gula. Esa zona corresponde a las calles situadas a las traseras del edificio del banco de Santander. Allí podréis encontrar establecimientos a gusto de todos. No obstante, no quiero dejar pasar la oportunidad de, basándome en mi experiencia personal, recomendaros uno en el que se come un menú extraordinariamente bueno, envuelto, además, en un ambiente muy agradable. Este lugar se llama Casa Ajero y se encuentra en la calle Daoiz y Velarde. A buen seguro que si coméis allí saldréis del local tan satisfechos como lo hice yo.
Localiza el destino en el mapa.

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