Turismo gastronómico en Soria.

Empresarios e instituciones sitúan a esta provincia como referente de la buena cocina.

Salmón ligeramente marinado a baja
temperatura con Holandesa de
Cantharellus del restaurante Virrey
Palafox de Burgo de Osma.
Hace tiempo que quedó sobradamente acreditado que la Comunidad de Castilla y León alberga en el interior de sus límites fronterizos el mayor patrimonio cultural de España. Ciudades, pueblos, castillos monasterios, catedrales o museos conforman un conjunto artístico difícilmente igualable, no solo por otra comunidad española, sino también por cualquier región europea. Del mismo modo puede presumir de su rica variedad paisajística en la que, menos mar y desierto, podemos decir que tiene casi de todo. Unido a todo lo dicho hasta ahora, últimamente se está realizando un importante esfuerzo por afianzar el atractivo gastronómico de la región en el que la provincia de Soria pretende ser la avanzadilla.


Cebiche de salmón, boletus y angula de monte en el
restaurante Baluarte de la capital soriana.

Realizar un recorrido gastronómico por la provincia de Soria puede resultar muy variado, pero con el denominador común de utilizar siempre como materia prima los productos de primera calidad que ofrece esta tierra. Si comenzamos en la capital, en su amplia oferta no faltan establecimientos de gran altura. En el restaurante Baluarte, Oscar García nutre su cocina inspirándose en el costumbrismo castellano, tratando sus platos con mucho mimo y dedicación. Todo ello en un local moderno al que se accede por una portada monumental.

Plato a base de setas en el restaurante El Maño, en Navaleno.

Si salimos de la capital, el recorrido gastronómico por la provincia hay que comenzarlo obligatoriamente citando el restaurante Virrey Palafox, ubicado en la localidad de El Burgo de Osma. Las Jornadas de la Matanza que se celebran a principios de año desde hace ya casi cuarenta, han dado a este local una prestigio a nivel nacional. Incluso me atrevería a decir sin miedo a equivocarme que su fama ha traspasado las fronteras de España. No tanta fama como éste, pero donde también se come de maravilla es el restaurante micológico El Maño de Navaleno. Si lo que queremos es aderezar la buena gastronomía con unas dosis de tranquilidad, encanto y ambiente tradicional, el mejor lugar es Molinos de Duero. El encanto de un pueblo en el que la arquitectura de piedra y madera son los protagonistas se ve coronado por la excelencia que ofrece la Real Posada de la Mesta. Tanto sus catorce habitaciones como su coqueto restaurante son sabiamente regentados por Jordi.

Crujiente de bacalao con all i oli de trompetas de los muertos en el restaurante de la posada de la Mesta, en Molinos de Duero.

No es de extrañar la buena cocina de esta tierra pues los montes de la tierra de pinares producen gran cantidad y variedad de setas con las que después se van a surtir los restaurantes de la provincia. Y no solo la naturaleza de forma silvestre es la proveedora de las productos que se cocinarán en los fogones. Muy cerca de Abejar la empresa Arotz tiene dedicadas más de seiscientas hectáreas de encinares al cultivo del oro negro de la gastronomía: la trufa. En definitiva, un valor -el turismo gastronómico- que se ve realzado por la celebración en la capital provincial del Congreso Soria Gastronómica que reúne a prestigiosos cocineros y especialistas de la gastronomía internacional.

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