Los 10 sitios que hay que visitar en la Serranía de Cuenca.

Rincones con mucho encanto.


La Serranía de Cuenca ocupa una amplia extensión al este y norte de la provincia. Su paisaje ha sido modelado por la erosión de diferentes agentes que han dado lugar a rincones llenos de encanto. Unos rincones en los que históricamente el hombre, lejos de deteriorarlos como ha ocurrido en otros lugares, ha convivido con ellos en perfecta armonía, habiendo legado un extraordinario patrimonio natural. Al recorrer la Serranía de Cuenca hay que despojarse de los prejuicios y no buscar la espectacularidad de altas y escarpadas cumbres, para dejarse embaucar por la belleza y sensibilidad de recónditos parajes. A continuación se proponen diez paradas imprescindibles para disfrutar de esta prolongación del Sistema Ibérico.


1.- Ciudad Encantada. Se trata de uno de los paisajes karsticos más originales de la Península Ibérica. Las rocas calizas, a través del efecto de diversos agentes erosivos, han adquirido las más variopintas formas que por analogía han sido bautizadas con diferentes nombres. La más representativa de todas las formaciones es el Tormo Alto. Pero recorriendo el sendero señalizado se pueden descubrir diferentes formaciones como un convento, un dinosaurio, un puente romano o hasta un mar de piedra.

2.- Monumento Natural de la Hoz de Beteta. En la Serranía de Cuenca son varios los cañones por los que se abren paso sus pequeños ríos. El más espectacular de todos ellos es el de la Hoz de Beteta. Tiene unos nueve kilómetros de largo y ha sido formado por las aguas del río Guadiela. Para recorrerlo es recomendable estacionar el vehículo en el área recreativa de la Casa de la Pradera. Desde allí parte un paseo Botánico que llega hasta la Fuente de los Tilos y, un poco más abajo, la Cueva de la Ramera, abierta al público.

3.- Nacimiento Río Cuervo. A los pocos metros de emanar de las profundidades de las montañas, las aguas de este pequeño río se despeñan delicadamente a través de la frondosidad de unas paredes rocosas cubiertas de musgo. El paraje es de una delicada belleza. Ya sea en primavera, cuando más generoso es su cauce, en verano, bajo la frescuras de los pinares que lo rodean, en otoño, con el espectáculo multicolor de los árboles, o en los días más fríos del invierno, cuando toda la cascada se congela, el lugar no deja indiferente a los visitantes.

4.- Balneario de Solán de Cabras. En lo más profundo de un anfiteatro natural, y junto al cauce del río Cuervo, se encuentra el Balneario de Solán de Cabras. Aunque es más conocido por sus aguas minerales que por sus bondades termales, el lugar en el que está enclavado bien merece ser visitado. Ya en 1826 el lugar fue visitado por la reina Maria Josefa Amalia de Sajonia, esposa de Fernando VII.

5.- Laguna de El Tobar. Se localiza a poco más de medio kilómetro de la localidad de El Tobar. Con una profundidad máxima de unos veinte metros, dicen de sus aguas más profundas, que no se mezclan con las de la superficie, que tienen un nivel de salinidad superior a las del Mar Muerto.

6.- Parque Cinegético del Hosquillo. Fue escenario de algunos de los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente. En su interior viven en estado de semilibertad algunos de los animales más representativos de la serranía Conquense. Incluso otros que, quizá en otros tiempos, recorrieron estos parajes como son los osos. Para su visita es necesario solicitar cita previa en el teléfono 969178300.

7.- Beteta. A los pies del Castillo de Rochafrida, desde el que se obtienen unas extraordinarias panorámicas, se levanta la población más interesante de toda la serranía. En su Plaza Mayor destacan, además del decimonónico edificio de las Escuelas, algunas típicas casas serranas con balconadas de madera. La Iglesia de la Asunción es citada por muchos como la catedral de la sierra y, pese a su austero aspecto exterior, su interior agradece tan superlativo calificativo.

8.- Ventano del Diablo. Muy cerca de la localidad de Villalba de la Sierra, junto a la carretera que se dirige a Tragacete, una parada obligatoria es El Ventano del Diablo. Se trata de una especie de abrigo rocoso enclavado en lo alto del valle por el que discurre el río Júcar camino de la capital.  Las vistas que se obtienen desde esta cavidad son magníficas. 

9.- Mina Romana de la Cueva del Hierro. En este pequeño pueblo, el situado más al norte de la provincia, el viajero puede encontrar una mina de hierro que fue explotada por los romanos. En los años sesenta del pasado siglo hubo un intento de explotarla a gran escala y para ello se construyó un horno de fundición en Beteta. El proyecto fue un fiasco. Actualmente, tras una acertada adecuación de los espacios, la Mina Romana de Cueva del Hierro se ha convertido en una de las visitas turísticas imprescindibles de la comarca.

10.- Callejones de Las Majadas. Conocidos también como la pequeña Ciudad Encantada, es una zona de especial protección por su excepcional valor geomorfológico. Las figuras pétreas que se encuentran en el paseo que recorre el paraje no son tan conocidas como las de la Ciudad Encantada, pero a diferencia, el acceso es gratuito y está mucho menos saturado por el turismo.

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