Catedral de Calahorra.

De ciudad Romana a Sede Episcopal.

Detalle.
La ciudad de Calahorra es una de esas pocas y privilegiadas poblaciones españolas que, sin ser capital de provincia, presumen con orgullo de albergar una sede episcopal. Eso es posible porque la antigua Calagurris romana, que apenas supera los veinte mil habitantes, cuenta con una bella catedral que bien merece la pena ser visitada.
En cierto sentido, los albores de la catedral nos recuerdan la historia de la ciudad. Sus orígenes hay que buscarlos en la época de la romanización. No obstante, pese a ser aquella época la etapa más brillante de su historia, de ella apenas quedan restos arqueológicos acordes a la relevancia de los datos históricos.


Fachada de la catedral de Calahorra.
Los orígenes de la catedral los encontramos en el martirio de los santos Patronos Emeterio y Celedonio. Dos soldados romanos que abrazaron el cristianismo cuando Diocleciano comenzó con la persecución de quienes no adoraban a los dioses romanos. El martirio de los soldados se produjo en torno a  año 300, a las afueras de la ciudad, junto a las aguas del río Cidacos. Es el mismo lugar que hoy en día ocupa la catedral, aunque el primer edificio que se construyó en el siglo IV parece ser que fue un baptisterio.
Tímpano de una portada de la catedral de Calahorra.
Fue tras la reconquista cuando se comenzó la construcción del actual templo. Como el románico era el estilo arquitectónico imperante, con sus planteamientos se comenzó a construir el edificio. Pero como la obras se prolongaron en el tiempo, se hicieron ampliaciones sobre el proyecto inicial, y se reconstruyeron algunas zonas deterioradas, el resultado final es, del mismo modo que ocurre en tantas otras catedrales, toda una amalgama de estilos artísticos.
Interior de la catedral de Calahorra.
Tras la visita de la Catedral os recomiendo, aunque esté un poco retirado, que os acerquéis al paseo de Mercadal. Se trata de una avenida con una amplia zona peatonal en la que proliferan las terrazas en las que los calagurritanos se reúnen en las tardes de verano para entablar tertulia con los amigos. Os aseguro que es el lugar perfecto para tomarse el debido reposo que todo viajero se merece. Si vuestra visita coincide con el fin de semana del Domingo de Ramos, os encontraréis con una grata sorpresa. En la calle Grande y la plaza del Raso se monta todo un mercado romano (Mercaforum) con multitud de actividades y espectáculos que os dejará un extraordinario recuerdo de esta localidad de La Rioja Baja..
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