Seis atractivos turísticos de la ciudad episcopal de Albi.

Capital del departamento de Tarn, en la Occitania Francesa.

Con unos cincuenta mil habitantes, y ubicado a 75 kilómetros al noreste de Toulouse, Albi es la capital del departamento de Tarn, en la región de Occitania. Es conocida como la ciudad episcopal por el gran poder que la Iglesia alcanzó en la ciudad tras la derrota de la herejía Cátara o Albigense a principios del siglo XIII. Sus orígenes son romanos, pero su época de mayor esplendor se alcanzó en la Alta Edad Media, de la que proceden sus principales monumentos. En una visita turística a esta localidad francesa deben conocerse al menos los siguiente lugares.


Catedral de Santa Cecilia. Es el edificio más relevante de la ciudad. Fue comenzada a construir en el siglo XIII y toda ella es de ladrillo. Es el templo religioso construido con este material más grande del mundo. Su interior está profusamente decorado con pinturas murales. También en su interior destacan el Coro, muy bien conservado, y el Tesoro. En éste último, además de un interesante repertorio de instrumentos litúrgicos, destaca un facsímil del mapa mundi del siglo VIII. Se trata de uno de los dos más antiguos del mundo y es curioso ver como se plasmó en aquellos tiempos el mundo conocido.

Palacio de la Berbie. Tras la victoria de la cruzada Albigense sobre los Cátaros. la Iglesia oficial necesitó plasmar su poder ante el pueblo, y nada mejor que construir un grandioso palacio fortaleza. Situado entre la catedral y el río Tarn, destaca en él su torre que, como el resto del edificio, también es de ladrillo. Entre el palacio y el río, pero en el interior de las murallas, no hay que perderse los jardines del Palacio de la Berbie. Declarado en 2010 como Jardín Notable, ofrece una delicada composición que solo posible gracias a la meticulosidad de su jardinero.

Museo Toulouse-Lautrec. Una atención destacada merece el museo dedicado al personaje más ilustre que ha dado la ciudad: el pintor Henri de Toulouse-Lautrec. El museo se encuentra instalado en las dependencias del Palacio de la Berbie y es una visita obligada en la capital del departamento de Tarn. Recorriendo la ciudad el viajero puede leer en los escaparates de muchos comercios frases célebres atribuidas al artista. Eso da una idea aproximada de la relevancia y protagonismo que todavía este personaje histórico tiene en la vida actual de la ciudad.

Riberas del río Tarn. Es imprescindible recorrer las riberas del río Tarn y, mejor todavía, enrolarse en la gabarra que ofrece paseos turísticos por su cauce. De ese modo se podrán contemplar diferentes perspectivas de la que algunos llaman la ciudad roja por aquello del color de los ladrillos. También se podrá ver más de cerca los puentes que unen ambos márgenes. Uno de ellos, el viejo, data del siglo XI y es uno de los más antiguos de Francia construido en ladrillo.

Colegiata y claustro de Saint Salvi. Muy cerca de la catedral, pero callejeando un poco por los barrios viejos de la ciudad, se encuentra la Colegiata de Saint Salvi. En su fábrica se mezclan los estilos románico y gótico. El primero utiliza como material de construcción la piedra, el segundo el ladrillo. Especial relevancia posee su claustro. El jardín del claustro, formado por plantas medicinales, ofrece un espacio con altas connotaciones románticas.

Le Grand Théâtre des Cordeliers. La llegada del siglo XIX también ha insuflado aires más modernos a la ciudad. Una muestra de ello es Le Grand Théâtre des Cordeliers. El edificio, que enseguida llama la atención de los transeúntes, es obra de Dominique Perault, prestigioso arquitecto francés que también ha dejado su huella en Madrid en edificios como la Caja Mágica o la Pasarela de Arganzuela. Todo el edificio está rodeado por una malla metálica logrando gran personalidad y un perfil inconfundible.

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