Cuenca y sus casas colgadas.

Ciudad Patrimonio de la Humanidad.


Casas colgadas de Cuenca.
En cualquier conversación en la que se hable de los atractivos turísticos de la ciudad de Cuenca, inevitablemente se nombrará en primer lugar las casas colgadas (Ojo: son casas colgadas, y no casas colgantes. A los conquenses no les gusta nada esta segunda denominación). Esto es así porque su original imagen se ha convertido en el icono más representativo de un casco histórico que está repleto de rincones llenos de encanto. De ese modo el viajero que visite por primera vez la ciudad, se sentirá un tanto decepcionado por las citadas casas colgadas, no tanto por no ser dignas de admiración, sino por las excesivas expectativas que posiblemente tenga puestas en ellas. En cambio, a buen seguro que se sentirá gratamente sorprendido al descubrir el resto del casco antiguo.


Fachadas coloristas en la ciudad de Cuenca.

La ciudad hay que recorrerla con pausa por dos razones. La primera es porque toda ella es una constante pendiente en las que subir o bajar escaleras -o cuestas- termina siendo muy agotador. Incluso la Plaza Mayor no es otra cosa que un irregular plano inclinado. La segunda de las razones es por que cada rincón, cada fachada o cada calleja nos ofrece multitud de detalles ante los que, a poca curiosidad que se tenga, habrá que hacer un alto.
Bello rincón de Cuenca. Bajada al puente de San Pablo.

Parte de la belleza de la ciudad se debe a su curiosa ubicación. Está enclavada entre dos hoces: la del Júcar y  la del Huécar. Desde donde ambos ríos se juntan, el caserío asciende serpenteando en la estrecha franja que dejan los cortados calizos de ambas hoces hasta el barrio del Castillo. A las hoces se asoman en vertiginoso equilibrio algunas construcciones -las casas colgadas-. Otras, por el contrario, han buscado una solución arquitectónica diferente: descender hasta lo profundo de las gargantas. Son lo que algún poeta local llamó acertadamente  rascainfiernos. Al entrar al pie de calle, cuando cruzas la vivienda y te asomas por la ventana, resulta que te encuentras en un cuarto o quinto piso sin haber subido ni un solo escalón.
Originales coloridos en las fachadas de Cuenca.
En la Plaza Mayor se encuentra la Catedral cuya fachada denota la originalidad de una ciudad única como es esta. Esta fachada, por cierto, no es la que se construyó en primer lugar, ya que aquella se hundió y hubo que rehacerla de nuevo. También se vino abajo el puente de piedra que unía los dos lados de la Hoz del Huécar. Cuando se reconstruyó, donde había piedra, se puso hierro habiéndose convertido el puente de San Pablo en otro de los emblemas de esta localidad castellanomanchega.

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