Lyon: historia, arte, gastronomía, cultura y algunas curiosidades.

Información que debes conocer de esta ciudad francesa antes de visitarla.

Basílica de la Fourvière.
Lyon es la tercera ciudad más poblada de Francia -tras Paris y Marsella-, con medio millón de habitantes, aunque si contamos su área metropolitana, la cifra supera los 2.300.000. Aun así, la grandeza de esta ciudad le viene por el legado histórico y el saber adaptarse a los nuevos tiempos. Todo ello da lugar a un patrimonio que la UNESCO ha declarado Patrimonio de la Humanidad. Una declaración que pone en valor las huellas que la evolución histórica de la ciudad a lo largo de los siglos, comenzando por sus orígenes galo-romanos hasta nuestros días ha ido dejando en sus calles.


Una de las grandes singularidades de esta ciudad francesa son los Traboules. Se trata de unos curiosos pasadizos que conectan unas calles con otras a través de pasillos y patios vecinales. Unos pasadizos que pasarán desapercibidos para los turistas apresurados, pues para acceder a ellos es necesario traspasar las puertas de las casas  del Vieux-Lyon. Cuentan las historias que más de un lionés salvó el pellejo, tanto durante la Revolución francesa, como en ambas guerras mundiales. Sólo quienes vivían en este barrio conocían al dedillo este entramado laberíntico, lo que favorecía, que en su huida, despistasen con cierta facilidad a sus perseguidores.

Los Traboules son una de las señas de identidad de Lyon.
Dominando toda la ciudad, con su impoluta estampa blanca se yergue la basílica de la Fourvière. Subir hasta ella, por varias razones, es una actividad imprescindible para cuantos viajeros lleguen a la ciudad. Para ello, nada mejor que tomar el viejo funicular que facilita el ascenso. Una vez en lo alto, si llamativa te resulta su estructura blanquecina coronada por una estatua dorada de la virgen, mucho más espectacular te parecerá su interior. Muros, columnas y bóvedas están profusamente decoradas con un estilo de aires bizantinos que a buen seguro te sorprenderán.

Si desde prácticamente toda la ciudad se puede ver la basílica de la Fourviére, es razonable pensar, como así sucede, que las panorámicas que desde allí se obtienen son magníficas. Esta es otra de las razones por la que la visita a este lugar nos parece imprescindible. Muy cerca se encuentra el teatro romano de Lyon, el cual, además de seguir utilizándose para la representación de diferentes espectáculos, nos ofrece una idea de la importancia que tuvo la ciudad en los tiempos en los que Roma era la capital del Orbe.

Panorámica de Lyon.

Otra seña de identidad de la capital de la región Auvernia Ródano-Alpes son los dos ríos que la atraviesan: El Ródano y el Saone. Sus riberas, perfectamente integradas en la vida urbana, deben pasearse con su debida pausa. Incluso, si tenéis la oportunidad, no dejéis de embarcaros en alguno de los minicruceros turísticos que surcan sus aguas. Desde la cubierta de la embarcación podréis ver como la ciudad vieja se funde sin solución de continuidad con los nuevos barrios.

Escultura junto al río Saone, en Lyon.

Que Lyon es la capital mundial de la gastronomía es una frase tantas veces repetida que se ha convertido en una verdad irrefutable. Esta afirmación se ve reforzada por el hecho de ofrecer una amplia y exquisita variedad de especialidades entre las que podemos citar el "saucisson Lyonnais" o la "tarte à la praline". Si esto no fuera suficiente razón, es necesario recordar que lionés fue Paul Bocuse, quién da nombre a uno de los grandes premios gastronómicos a nivel mundial.

Catedral de saint Jean de Lyon.
Hablando de personajes lioneses, has de saber que el autor de "El Principito", Antoine de Saint-Exupéry es uno de ellos. De ahí el nombre del aeropuerto local. Otros de quienes se enorgullecen los habitantes de esta localidad francesa son los hermanos Lumière, inventores del cine o Laurent Mourguet, creador del guiñol.


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