Cordes sur Ciel, pueblo medieval próximo a Albi.

Un viaje al medievo.

Visitar la localidad francesa de Cordes-sur-Ciel es lo más parecido que el viajero puede imaginar como un viaje al medievo. Está formado por un conjunto de casas palaciegas góticas apretadas entre sí en el interior del recinto amurallado que protegía antaño, a sus pobladores de los potenciales enemigos. Todo ello en un conjunto urbano en el que solo la piedra tiene cabida como elemento constructivo.



Cordes-sur-Ciel está enclavado en el departamento de Tarn, cuya capital, Albi, apenas dista unos 25 kilómetros. Tarn es uno de los 13 departamentos que configuran, tras la última reorganización territorial de Francia, la región de Occitania, cuya capital es la populosa Toulouse. Esta comuna francesa tiene una población próxima a los 1000 habitantes y, si no forma parte de la prestigiosa asociación de Les Plus Beaux Villages de France es más por voluntad propia que por merecimiento.


Cuando el viajero se aproxima a la localidad enseguida ve la estampa inconfundible del caserío ascendiendo por las laderas de la montaña hasta coronarla. Parece ser que algún viajero ilustrado al ver esta imagen de Cordes, que así era como se llamaba antes la localidad, sobresaliendo de un mar de nubes la describió como Cordes sur Ciel. La descripción traducida sería Cordes sobre el cielo. Tanto éxito tuvo su poética descripción que desde 1986 se ha incorporado al nombre oficial de la comuna.


Esta bastida fue fundada en el siglo XIII, jugando un relevante papel durante la cruzada contra los Cátaros. No obstante, su época más floreciente fue algunos siglos después como atestiguan las bellas y numerosas construcciones góticas que se yerguen por todo el entramado urbano. Unas construcciones que exhiben, en no pocos casos, bellos ventanales enmarcados por arcos ojívales. Entre los edificios más destacados quizá deba citarse la iglesia de Saint Michel. También resultan llamativos Les Halles, esa estructura cubierta que sirve de mercado en la plaza principal.

El casco medieval está perfectamente amurallado. Traspasar cualquiera de sus puertas implica sumergirse en un ambiente medieval. Paseando por sus calles el viajero puede disfrutar, además del legado arquitectónico, de las obras contemporáneas que varios artistas asentados en este hermoso enclave exponen para los turistas.


Uno de los momentos mágicos del calendario de Cordes-sur-Ciel es durante las fiestas del Gran Halconero (Grand Fauconnière). Durante varias jornadas, en las estrechas y empinadas calles adoquinadas de la población se recrea un ambiente medieval que reúne a numerosos visitantes. Estas fiestas se celebran a mediados de julio.

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