Santo Toribio de Liébana.

Importante centro de peregrinaje y jubileo para el cristianismo.

Santo Toribio de Liébana.
Cuando hablamos de un centro de peregrinaje para los seguidores de la religión Católica, todos pensamos en Jerusalem, Roma o Santiago de Compostela. Pero estos no son, ni mucho menos, aunque sí los más conocidos, los únicos focos de peregrinaje del cristianismo. A lo largo del viejo continente se pueden encontrar otros lugares que, por una u otra razón, también atraen a los fieles en masa. Uno de esos lugres es el monasterio de Santo Toribio de Liébana, enclavado a unos cuatro kilómetros de Potes, en Cantabria. Erguido en un paraje excepcional, no es necesario dejarse arrastrar por la Fe para acercarse hasta este pequeño paraíso ubicado en las faldas de la Cordillera Cantábrica.


En este monasterio se veneran dos trozos del Lignum Crucis que, según la tradición, son los más grandes de los que se conservan en la actualidad. Hasta aquí llegaron por obra del obispo Toribio en el siglo VIII. Las citadas reliquias de la cruz en la que fue clavado Jesús miden 63 y 39 centímetros respectivamente. Desde el siglo XVI, gracias al Papa Julio II este lugar no es solo centro de peregrinaje para el cristianismo, sino que también es centro de jubileo. Eso ocurre en aquellos años en los que el 16 de abril, fiesta de santo Toribio, cae en domingo.
Interior de Santo Toribio de Liébana.
La fundación del monasterio se debe a Santo Toribio de Palencia, obispo de Astorga. No obstante, el inquilino más relevante que ha vivido entre sus muros ha sido el Beato de Liébana. Sus Comentarios del Apocalípsis han dado lugar a varios códices ricamente miniados repartidos por diferentes lugares de la geografía española.
Exposición sobre el Beato de Liébana en Santo Toribio.
Si bien el monasterio fue fundado en el siglo VIII, los restos arquitectónicos que se conservan son más recientes. La puerta del perdón, que se abre solo los años jubilares, es del siglo XIII. La capilla en la que se conservan las reliquias de la Vera Cruz, es barroca, pero casi todo el edificio es de reciente restauración. Durante la Desamortización de Mendizábal en 1837 el monasterio fue abandonado, lo que provocó su continuo deterioro. Fue tras su restauración, en 1960, cuando unos monjes franciscanos regresaron y Santo Toribio de Liébana ha comenzado a vivir una segunda época de esplendor.
Una de las ermitas que hay en torno a santo Toribio de Liébana,
El monasterio de Santo Toribio de Liébana está flanqueado por varias ermitas, algunas de las cuales constituyen unos magníficos miradores desde los que se puede disfrutar de la comarca de Liébana, coronada por la soberbia estampa de los Picos de Europa.

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