En Plasencia y sus alrededores hay mucho que ver.

Capital del norte de Extremadura.

Plasencia es la ciudad más importante del norte de Extremadura. Su influencia se extiende más allá de sus viejas murallas, abarcando a las comarcas que la circundan. Por ello, Plasencia, aunque algo eclipsada  por las localidades históricas de Trujillo, Guadalupe o incluso la misma capital de la provincia, Cáceres, también posee lugares de interés turístico. Unos atractivos que hay que buscar dentro de la ciudad, pero también en sus alrededores.


La ciudad de Plasencia, con más de 40000 habitantes, no solo es la segunda más populosa de la provincia de Cáceres, sino que también es la localidad más importante del norte de Extremadura. Siendo uno de los hitos de la Ruta de la Vía de la Plata, posee, como así se puede comprobar paseando por las calles de su casco histórico, importantes monumentos. Si bien, esta ciudad ha quedado injustamente relegada a un segundo plano tras las más conocidas de Cáceres, Trujillo o Guadalupe. Aún con todo, forma junto a ellas parte de la Ruta de los Conquistadorespues aquí nació Inés de Suárez, fundadora de Santiago de Chile.

Entre los monumentos más destacados de la ciudad destacan sus catedrales, pues Plasencia tiene dos catedrales. Una, la vieja, de estilo románico, la otra, la nueva, adoptando las nuevas técnicas que trajo consigo el gótico. Esta última no llegó a terminarse, pues con ella se pretendía sustituir a la vieja. Ahora se pueden contemplar las dos, unidas ambas. sin saber muy bien donde acaba una y comienza la otra.


Además de sus dos catedrales, Plasencia cuenta con numerosos edificios religiosos. Varias iglesias, ermitas y conventos. De entre estos últimos destaca el de los Dominicos, ahora reconvertido en un lujoso Parador de Turismo por cuyo interior hay que darse un paseo.

Una construcción histórica importante de esta ciudad extremeña es su muralla. Todo el casco histórico está amurallado, si bien, es cierto que algunos tramos se diluyen entre las construcciones posteriores. Aun con todo, se pueden admirar algunos tramos segregados del resto de los edificios.


Otro de los monumentos de los que se sienten orgullosos los placentinos es el acueducto medieval. De esta obra, cuya misión era traer el agua a la ciudad desde las sierras cercanas, destacan los llamados arcos de San Antón, Estos se encuentran en un agradable parque ofreciendo una estampa muy agradecida.

En este ir y venir identificando los monumentos señalados anteriormente, el viajero descubrirá coquetas plazas y rincones a los que abren sus puestas, de tramo en tramo, algún que otro palacio blasonado. En este callejear, más pronto que tarde, se ha de terminar en la Plaza Mayor. Un espacio presidido por el ayuntamiento de bella fachada plateresca. Sentarse en alguna de sus terrazas es otro placer del que no se puede prescindir al visitar Plasencia.


Pero Plasencia, además de todos los incentivos culturales que ofrece, también está rodeada por una serie de comarcas en las que el turista encuentra razones más que sobradas para dedicarle un tiempo generoso. El Valle del Jerte, conocido por sus laderas escalonadas en las que florecen miles de cerezos y con pueblos encantadores como Cabezuela del Valle; El Valle de Ambroz, en el que destaca la judería de Hervás; La Comarca de la Vera con bellos pueblos como Valverde de la Vera, Jarandilla de la Vera y, sobre todo, el Monasterio de Yuste en el que pasó sus últimos años de vida el Emperador Carlos V; Las Hurdes en el que se pueden encontrar joyas paisajísticas como el Meandro Melero; Las Tierras de Granadilla en las que se encuentra el pueblo abandonado de Granadilla; O los bonitos pueblos de la Sierra de Gata, a las puertas de cuya comarca se encuentra el Yacimiento romano de Cáparra.

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